La piel es un órgano más y como tal, ejerce numerosas funciones importantes.
Además constituye la imagen de tu mascota y su alteración empeora la calidad de vida (picores, irritación, mal olor e incluso dolor) y deteriora el aspecto de nuestro fiel amigo.
En ocasiones los problemas dermatológicos son el reflejo de enfermedades sistémicas o zoonóticas como por ejemplo la Leishmaniosis.
Realizar un diagnóstico precoz y un tratamiento correcto acelera la recuperación, mejoran el pronóstico de tu animal y previene complicaciones.